13 de febrero de 2014

Incendio interior



Al fin arde la hierba.

Como una consagración punzante
los ornamentos de la meseta
fingen sombras de pan y sal.

Arde el saludo que no gastamos
por motivos de orgullo meramente
siniestro;
permanece el gesto en el balcón
de los últimos desechos,
como aquella aguda sintonía
que escuchamos sin distorsiones
poco antes de silenciar
la vida presente.

Arde Europa cual pulsación difusa.

Frente al muro de la discordia
escondimos la voluntad
de cambiar las cosas,
y ahora nuestra único sacrificio
es el de intentar soportar la ligereza
de los incendios interiores.
 

1 comentario:

  1. ... Es como el amor en tiempos de cólera ... complejo, verosímil y esperanzado de un mundo que se asemeja, más de lo que nosotros pensamos, al mundo en que vivimos. De esta manera nos demuestra una vez más que la vida no es otra cosa que el trabajo interminable para el que los seres humanos fuimos creados.Es un mirar sobre el paso del tiempo que destruye y reconstruye almas y ciudades, sobre la memoria y sus infinitos laberintos de las almas más internas... !!!


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