Dejando atrás las noches de luna drogada y el olor a asfalto en nuestras
botas, nadie diría que el veneno que inyectamos es una nueva forma de
violencia, tal vez mañana entre los duendes que roban mis pensamientos exista
un futuro medianamente lucido en el que poder dar vueltas de campana y no soñar
con la muerte.
O Vello Targus
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