Balas recusables e insolencias comedidas.
Tormenta eléctrica cuando tú la pides.
Soneto sangrante porque la sangre
vende y vence.
Sólo por motivos de descaro intermitente
estaremos preparados para darle sentido
al sinsentido de roer monedas
de alaridos venideros.
Ante ti, cual gusano hercúleo
que estruja vientos vinculados
con la euforia,
sucumbirán los estrategas
de este mundo cenizo,
mundo que sangra a partes
desiguales
materialismo y egolatría.
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