17 de septiembre de 2013

YERBA



Sálvame de los terrores accidentales.

Asevera mi nombre o deposítalo
en una yerba de recuerdos verduzcos.
He completado la degustación del cosmos
y ahora sólo vaticino sombras y crueldades.

Imperio de senos, matización de malicias,
sujetando balcones con nuestros dientes de sal,
secreto mutilado, cata de corazones acústicos…

He visto como la confusión se convertía
en un lugar sombrío engullido
por mordeduras de menesterosos.

Dios remueve su café de dados.
Ahora el planeta Tierra no cabe en un vaso
de esperanzas albinas.
Conocemos lo que vemos, lo que sentimos
por el mero hecho de sentir.

Rescatamos de los vestigios expectantes
olores de pan caliente, bisagras de albor
y tamices de terrores accidentales.
 

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