20 de septiembre de 2013

Ciudades goteantes



Mírate y no desprecies nada.

Somos aves de paso echadas

sobre sábanas cuadriláteras,

humedecidas, boxeadas,

barnizadas de ti y de mí,

lloradas por noches

de vigilia y dudas.



Eres cuidadosa en todas tus posturas

aún cuando la persecución es ley

de vida y muerte.



Tal vez este defecto

que fractura mi espina dorsal

haga que te mire con ojos

de lametones malcriados.



Tu alma también ardera

el día del Juicio Final.

Si te doy mi mano la mordisqueas,

si te digo que mi vencimiento sustenta

bálsamos de ciudades goteantes

me besas con dagas de necedad…



¿Qué hacer con los que no saben

que el todo los observa y califica

sin remedio?
 

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