No es
necesario estar bien documentado
para que el
sol rasgue son suma fuerza
la epidermis
de un muerto vapuleado
por mensajes
subliminales.
Agacho mi
cabeza y el limón
rueda calle
abajo.
Me prometiste
escombros
y no he
conseguido
más que
cicatrices,
amor de
otros,
estupor de
años
-que ya no
son-
sedativos
para las
víctimas
de las extorsiones
decisivas.
No es
necesario cruzar el sentido común
para que la
inocencia deje de ser un gesto
que rompe la
eficacia de los últimos besos.
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