16 de julio de 2013

A secas



 
 Navajas al amanecer
(batidora de sangre fecunda).

Cuestiono
la propagación
de las sombras
y enseguida devoro
ventarrones de papel.

A secas y sin tiento
lamento el no poder crucificar
un par de estamentos viciados
por la “suciedad” de sumo consumo.
Alguien dirige sus anhelos
hacia la cima
de la penúltima alborada:
los pupilos de Lucifer magullan
nuestras ansias de poner tierra
de por medio…

Pese a todo,
la sangre aún se muestra enérgica,
como una corona de espinas
violentamente dulcificada.

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