18 de junio de 2013

Gato Negro

Me tienta con vehemencia
la medianoche y el derroche
inacabable
de existir sobre lo deteriorado,
sin alivios ni silbidos
arrebatadores,
pues no es consuelo
lo que necesita un gato
desahuciado,
negro, emborrachado
y manteado
cual nervio inservible…
gato que transita
por las calles hediondas
de una conjeturada
gran urbe.

Antaño mis movimientos
fueron increpados
y vilipendiados
por la sapiencia de un amigo
cuyos bigotes semejaban
eccemas síquicos.

Amigo sagaz,
fiel compañero de leche tibia,
entusiasta imán
de delitos magnánimos,
militante de noches en vela
que sin fisuras mundanas
agonizará uno o
dos minutos antes
de que yo lo haga…

Admiro un habitáculo
construido para orinar sensibilidades,
estornudo sollozos para que así
se conviertan en días pluviosos
y/o melodías de leche tibia;
supongo que nada es ahora
que todo viene siendo
una excusa sólo creída
por un millón de gatos
ramplones e insulsos,
gatos ciertamente desatinados
que desde su nacimiento
rechazan de la verdad.

1 comentario:

  1. Hola Alexander. Estuve leyendo algunos de tus escritos. Me gustan. Tienen fuerza y dicen cosas. Pero no sé, en tu búsqueda de estética creo que detallas mucho las cosas, y como que uno se pierde entre tanta metáfora, y al final eso le hace perder fuerza. O tal vez sea yo medio vago para leer. Un Saludo.

    ResponderEliminar