Con el satélite en la petaca y en las
irritaciones
y el gesto de tu mano en mis anteojos
adquiero por 30 tropiezos un soneto
salido del sur,
ése sur que hoy absorbe mi amado
malestar.
Y es que habitas en la entelequia
kilométrica,
estás al lado de las certezas que
vendí
al analizar mi afecto y los meñiques
descosidos
y tu segmento enlutado.
Con la luna en la futilidad y el
idioma
de tu sombra sobre mis cruces (+++)
adquiero este poema salido del sur,
salido
del bálsamo de un maniático
con sospechas de fatídico
versificador.
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