25 de julio de 2012

MÁTAME…



Mátame tan despacio como he muerto.

Este es mi sobrenombre, mi refugio, mi apetito.
Sé que no tardaremos en comprender
el esplendor de unos nombres
que arquean noche.

La defunción es el gran obstáculo.
Este es mi recinto, mi folleto, mi alegato.
No sentiremos más dolor que el producido
por la herida negra de los tristes recuerdos.

¿Conciencia? No estoy seguro de qué es eso.
La victoria comienza al llegar al campo de batalla,
lo cotidiano es insoportable sin esperanza
y no existe mayor sufrimiento que el sufrimiento
habituado a las reverencias.
 

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