Relativamente
fervoroso
averiguo pecados
entre los paraguas,
bajo las
tormentas prototípicas
o en los
corazones zarandeados
por el firme estatismo.
Pusilánime
aunque asilvestrado
pernocto en los
caudales sombríos
y ciertamente
vomitivos
de la última
década.
Sin alias de
guerra en la chequera
aguardo el
camino mediano,
ese que nos
llevará al lugar donde yacerán
estos huesos
de cal,
saturación
sofisticada de rutinas carentes
de arquetipos
y sal.
Guitarras
consumidas por lo peculiar
anidan en la
madera de una vieja evocación.
No tendremos
más lugares de paso
hasta que los
fingimientos se transformen
en un holograma
verdugo de egolatrías.

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