Por
eso no heredaremos la Tierra:
por
motivos de indiferencia
y
corporativismo.
Yo me sé hombre y por eso me odio
y me quiero…
sin estratagemas ni dobleces,
ni siquiera a
causa de honores superfluos.
Soy un don nadie
que no lamenta serlo
ya que soy consciente de la realidad
y de los constantes desapegos.
Porque lamentarse es de cobardes
y de nómadas sin desierto,
y el hecho de que ahora acojas en tu seno
mi capitulación
es un acontecimiento anormalmente satisfactorio
dados los tiempos que corren,
tiempos sólo comparables a alacenas pulverizadas
por el consumismo de todos los días
sin pan ni paz,
pero con
contiendas que nos elevan el YO.
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