Recalca con tus manos
mi ser.
Sendas más turbias vi
entre tus pestañas.
Mi descanso depende
de cientos de amuletos
y hechos que no deseo
tolerar.
Gracias por tu
visita, me dice
el atlas de un riñón
con olor a dolor.
No comparto todo lo
que exclamo,
no manifiesto todo lo
que me afecta,
no siempre olvido mis
dientes
en tus pieles, en tu
vientre.
Sendas más turbias vi
entre tus ojeras.
Mi descanso -supongo-
depende, ante todo,
de una migraña no
apta para cardíacos.
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