CÍTAME sin miedo a perecer.
Yo también tuve miedo alguna vez:
sobre todo cuando, en soledad,
mastiqué escombros de torpeza
y bebí el orín
de la inmensa mayoría.
Cítame frente al fuego de la galaxia
y tus palabras se convertirán
en estrellas refractarias.
Te he citado y recitado, me he escuchado y me ha gustado.
ResponderEliminarMuchas gracias, sobre todo porque no es algo que me suceda
ResponderEliminartodos los días. Saludos.