Fruta podrida, prisión de tumbas abiertas,
vulgaridades a flor de piel, MIEDO,
ojos sencillos y dormidos, lucha pasiva,
rojo en rojo y en mi fatídica REVOLUCIÓN.
La sociedad se tambalea y tú aún rezas.
La salida a todo esto es el Cielo y el infierno,
la pupila dilatada que nada puede ver
y los poemas insolentes que yo te concedo.
Y es que no creo que la luna de mayo
acabe estallando en mil pedazos.
Creo que los límites serán inmensidades
y el oro una historieta sin importancia
y mi verso, un verso acabado.
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