Mañana tendremos que recoger
las iniciales de los muertos.
No hay salida si el gesto libertario
se comporta como un ilusorio genio:
he vivido entre símbolos de cera
y casi nunca tuve miedo.
Aún así es irresistible el bálsamo
de ese invierno sedicioso
que noto circular quietamente
por estas venas de hierro y tiza.
Mañana, después del fallecimiento,
seduciré a decenas de seres enloquecidos
por las condenas de un mundo herido,
acoplaré mi torpeza al hecho de ser simple
frente a un mundo muerto y complejo.
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