27 de octubre de 2012

CAIDA DEFINITIVA



 
Nace un niño
y mueren miles de árboles.
Como si de una secreción
de ácido sulfúrico se tratase
el ser humano
cotiza en talismanes
privados de consagraciones.

La calle se incendia
y las normas ilícitas permanecen.
Se extinguen los cuerpos,
las neuronas,
el sentido común…,
al tiempo que reaparecen
enfurecidos anticristos
meneando amenazas.

Ojo por ojo
es regla de vida invariable.
La esclavitud sería
el menor de nuestros males
cuando la caída definitiva
llame a las puertas
de lo terrenal.

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