26 de agosto de 2012

QUIMERA FORTUITA


Morir en silencio,
como los anacoretas
o las neuronas de un simio
que jamás anheló ser hombre.

Morir desguarnecido sabiendo que ahí fuera,
en la inmensidad de la simulación,
los esqueletos procuran carne fresca
para alimentar sus egos de calcio
y madreselvas.

Morir lamentando no poder haber gritado
la verdad de las cosas…
Morir masticando ideas de otros,
nunca ideas propias…
Morir como un gato de cerámica
que cae al vacío de la tenebrosidad…

Y ser consciente de que casi todo fue
una quimera fortuita.
 

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