14 de agosto de 2012

EL JUEGO DE LA MUERTE


Como un juego ya perdido de antemano
la muerte resuelve confundir las cartas
y entonar melodías de victoria
predestinada.

Iniciamos el camino
y la muerte nos sigue los pasos.
Los derroteros luminosos
pasan a ser oscuros círculos
de pavor
cuando al fin somos conscientes
de que la vida es un tránsito
hacia un lugar donde “la nada”
es la menor
de las preocupaciones.

El juego de la vida es defunción
y viceversa:
nacer para morir, inevitablemente,
nacer para dejar huellas efímeras
y zanjas de distracción
inmediato.
 

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