15 de agosto de 2012

DUERME EL ACRÓBATA



Si tuviera que escoger
entre una barra de hierro
y cuarenta balas de plata,
me quedaría
con el hecho de saberme
precipicio de madrugada.

Duerme el acróbata…
Yo a veces también duermo:
levanto los brazos para alcanzar
la órbita de Morfeo,
y es entonces cuando las visiones
vienen a mí como si fuesen
rayos ultravioleta
masticados por el malestar
de un tiempo pasado.

Si tuviera que optar
entre una aniquilación mundial
o un estado de buenos designios,
sin duda escogería verme danzando
entre lo ecuánime, así como danzan
los descendientes del viento
y los sueños reveladores.
 

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