Virgen como un cuenco de manzanas,
ebrio sobre el margen derecho del orgullo…
Tizas de incienso, ríos de tinta y sangre,
MUERTE, al fin…
Enamórame del miedo: soy miedo.
La mayoría destaca mis defectos
ya que la ignorancia reina entre espíritus pobres
que no desfallecen ni después de muertos.
Saboreo el hundimiento terrenal
y decido gustarme a mí mismo.
Ojo por ojo es oficio de necios:
Tú y yo y ellos… al fin y al cabo
delicias de cadalso y hierbas arruinadas
por la justicia inquebrantable del tiempo.
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