Me asombra el griterío…
Anoche no hubo sequedad de bocas
y los lobos fueron sombras.
¿Qué decir si los dogmas maltratan
la quimera del hombre común?
¿Qué sentir si ya todo lo honesto
se vende y se compra?
¿Por qué o por quién luchar…?
Me asombra la urbana compostura
que guarda el hombre insulso
que siempre mezcla cartas marcadas
para ganar en la contienda
de la necedad.
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