Rompe el
hielo
a bastonazos
y no deduzcas
que este es
un final
cualquiera.
Mira hacia
el norte
mientras el
humo destiña
tu mueca:
una cosa
tibia, colmada
de rarezas
sincronizadas
y valientes
dotes
de
nerviosismo.
Rompe el
hielo
a falta de
fuego olfativo.
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