En el clímax: cita con la muerte
o con el placer de tener la oportunidad
de disfrutar de los cánticos que los cadáveres
tatarean a medida que investigan lo eterno.
Con el cruce de caminos en la mente
te siento presente cual zombi
que arriesgó su vida eterna al número 7,
numero ennegrecido e impotente.
Bolsos de señoras difuntas, efigies, vientos,
torres de cera, esponjas y flamantes pantomimas:
araño compulsivamente la taza de porcelana
y soy consciente de que jamás podré gozar
el aire perezoso de los espejismos.
En el clímax se trilla la voz del grillo
cual vaivén de cuerpos desnudos y tensos,
vaivén que marea a aquellos que permanecen
en refugios antiaéreos, en sillas rígidas,
sitios donde la lluvia ácida inspira
mientras los gatos y sus brujas disertan
sobre la mortandad del ser humano.
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