13 de septiembre de 2012

CRIMINAL



EL FUEGO no se apaga y las colillas
son fisonomías de sangre vertida por un ser
canallesco, radicalmente lastimado y apagado,
infecto y desquiciado, subordinado por ley
a las inexactitudes de los perversos.

CRIMINAL que guarda un secreto oscuro:
esta noche volverá a salir en busca de raza,
de arterias fácilmente compasivas,
de prostitutas sin cama ni anhelo.
Esta noche el alarido del machete
se escuchará en Oriente y en Poniente,
bajo la almohada de los sordos,
dentro y fuera de una conjunción
fuertemente enloquecida.
CRIMINAL porque algunos le llevaron a ello:
seres torpes, corrompidos, ávidos de pecado…
El sobresalto del grito homicida
es la paz ineludible del “lobo entusiasta”;
nadie ni nada podrá arrebatarle el gusto
de enclavar su ferviente daga
a la dama que es zorra,
al pudiente que es pederasta,
al violador que es caritativo…

El criminal se flota las manos
junto al urgido fuego de mayo,
y sus víctimas sonríen prosaicamente,
ya que la ignorancia siempre ha sido
inmoderada y atrevida.
 

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