Yo existo
como imaginación
agitada por los aires
del enloquecimiento
impreciso.
Sé de tu desprecio
provocativo…
Mastico tu doctrina
-que a nadie le importa-
y la expectoro
cual pedacito
de carne fermentada
por millones de ponzoñas.
Expreso tu nombre
en voz alta y evacúo:
enseguida te conviertes
en una larva postergada.
Yo existo
porque tú me ignoras
y tú existes
porque yo te escribo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario