Bien, estás frente a mí y
tu cuchilla
se va a insertar en mi
torso;
pobre animal absurdo:
¿No sabes que yo soy el enemigo?
Está bien, todo va bien:
Clavas tus ojos en mis
ojos…
Tu acto es claro y considerado:
Los sobrantes como tú son bienvenidos
a mi liturgia de cadáveres.
Te vas acercando
mansamente, con miedo,
todo está hecho. Eres uno
de tantos
a los que voy enterrando
en mi vergel
de amonestaciones.
Adecuado…
Estás frente a
mí
y tu sucia mano
tiembla
cual bajel en arenas movedizas.
Enseguida estarás muerto,
rendido en el averno,
y yo cataré gratamente
otra copa de vino-vida
conmemorando que fuiste
uno de tantos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario