Se apresuró a dictar sus mandamientos.
Línea de nacimiento en sus bocas
y monedas de azogue en su mano holgazana.
Tuvo miedo al comprobar que la muerte
era ineludible; suerte que el vodka
no cambia de ánimo y los cigarrillos
son campanas de bocanada llevadera.
“El mundo se parte en dos y duele”,
anunciaba el titular del Diario.
“El mundo se parte en dos aunque el presidente
tiene prevista una visita al centro de la Tierra”.
Se apresuró a dictar su testamento:
Esto y esto para mis hijos,
las monedas para mi inhumación
y mi coeficiente para los idiotas
que me prometieron el cielo.
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