23 de abril de 2012

ARCÁNGELES



Me tatuaré la inutilidad del ser humano
en la nalga derecha
y berrearé como las serpientes
en época de cielo abierto.
Cuando los arcángeles nos asesinen
con sus asombrosas esencias
tendremos la certeza de que somos
barro cubierto por el terror,
por lo efímero de ser el “no-ser”.

Ciertamente los ruidos son lo que son:
una especie de acróbata borracho
situado en el circo del aire, del gesto;
una barra de hierro con cables de oro,
un sosegado éter con litros
de vehemencia, de plumas
blanquinegras.
Los arcángeles (Maestros de la Virtud)
nos exterminarán con desprecio
y consternación…

Desearemos no haber nacido…

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